26 de mayo de 2010

Abrir los ojos para ver..

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: _«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: -«Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: -«Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: -«Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: -«¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: -«Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: -«Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.