26 de junio de 2010

Sin instalarse ni mirar atrás..

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: - Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?

Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno: - Te seguiré adonde vayas.
Jesús le respondió: - Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo: - Sígueme.
Él respondió: - Déjame primero ir a enterrar a mi padre.
Le contestó: - Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.
Otro le dijo: - Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó: - El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.