En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le
dijo llorando:
-« ¡Si
al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la
paz!
Pero no: está escondido a tus
ojos.
Llegará un día en que tus enemigos te
rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus
hijos dentro, y no dejarán piedra sobre
piedra.
Porque no reconociste el momento de mi
venida.»