30 de mayo de 2010

Engrandece mi alma al Señor..

En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

2 comentarios:

  1. María, enséñanos a abrirnos,
    de para en par, a la Vida..
    Pon nos en camino hacia la Vida en plenitud..
    Las manos siempre acogedoras,
    siempre abiertas..
    El alma, también abierta, acogedora..
    Con la vida, como un cántaro,
    en busca de la fuente..
    Con la Palabra,
    tocándonos por dentro el corazón..
    Sin miedo a la fecundidad,
    sin miedo al fruto..
    Para dar, como Tú,
    la vida a manos llenas..

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  2. Fue de una mujer, Isabel, y no de
    un rabino o maestro de la ley, de
    quien se sirvió el Espíritu Santo
    para bendecir a María.
    Fue una mujer la que reconoció que
    Dios estaba actuando de manera
    diferente e inesperada.
    El Espíritu Santo estaba trabajando
    fuera de los caminos comunes de
    aquel momento.

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