9 de junio de 2010

Lo primero:TU HERMANO..

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto. »

5 comentarios:

  1. Duras y exigentes son tus palabras, Señor..
    Nos pides que nos reconciliemos
    con los que creemos haber ofendido..
    Nos pides, me pides, que me reconcilie
    con el hermano que tiene quejas contra mí..
    Cambias la lógica del amor, del perdón..
    Entras en la dimensión de dar la vida..
    Ahí quieres que nos pongamos contigo..
    Yo quiero..

    ResponderEliminar
  2. No basta con “no matar” “no robar, no insultar…Hay que reconciliarse con el hermano. Yo quiero seguir tu consejo: ni juzgar, ni hablar,ni hacer mal al hermano, quiero vivir en armonía ,viviendo la paz del amor.

    ResponderEliminar
  3. De vez en cuando es bueno preguntarse si "alguien tiene algo contra tí". No si tú tienes algo contra alguien, sino si alguien tiene alguna herida por lo que dijiste, hiciste o dejaste de hacer.Es el momento de reconciliar de reparar la paz,... no quiero dejar pasar el tiempo...
    Juanma

    ResponderEliminar
  4. Si yo no perdono…
    Si no me perdono…
    No necesito que nadie me juzgue o
    me condene, soy yo la que me estoy
    condenando a no vivir una vida
    verdaderamente plena, auténtica, que
    es la vida que Dios quiere para mí.

    ResponderEliminar
  5. No es lo que hago lo que me hace
    parecerme más a Dios.
    Es la manera en la que trato a los
    demás lo que marca la diferencia
    entre una religión para consumo
    propio y la verdadera religión.
    Estamos en el mundo para manifestar
    a los demás que Dios es nuestra paz.

    ResponderEliminar