26 de julio de 2010

La cizaña..

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:

-«Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó:
-«El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

3 comentarios:

  1. Nadie puede ser “quemado” del todo,
    porque nadie es radicalmente malo.
    Pero también, nadie puede ser tan
    bueno que no tenga algo que “quemar”.
    El fuego en el que nos mete el Dios de
    Jesús, no destruye, purifica.
    El ser humano no es malo, es limitado.
    Por intentar ser más de lo que es,
    deja de ser lo que puede ser.

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  2. Mucho de lo que significa ser humano
    está en el esfuerzo por dar lo mejor
    de nosotros mismos, aunque a menudo
    fallemos. El verdadero pecado, sin
    embargo, no está en que fallemos sino
    en seducir a otros para que hagan
    aquello que les destruye espiritualmente.

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  3. En cada uno de nosotros se encuentra el trigo y la cizaña. ¿Es tan difícil darse cuenta de esto? Si lo tuviéramos en cuenta, ¿quién se atrevería a señalar al otro como cizaña?. Sólo cuando descubramos que nuestras actitudes nos hacen daño y nos deterioran como seres humano, estaremos dispuesto a cambiarlas.
    Dios no me ama a mí porque soy bueno, si no porque EL es amor en si mismo.
    Sólo siendo tú trigo más limpio, salvarás también la cizaña

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