22 de enero de 2011

Luz y llamada..

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftali. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, al que llaman Pedro, y Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.

3 comentarios:

  1. Hoy puedo situarme en el lago......
    y sentirme llamada por Jesus.
    Quizá no estoy llamada a cambiar lo básico de mi vida,
    pero es seguro que Jesús me llama a cambiar de criterios, de valores y de estilo de vida.
    Jesús me ofrece que toda mi vida sea Misión,
    y que todo lo que haga tenga valor para el Reino.

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  2. Dios ofrece un camino y la persona acepta su propuesta o ¿no?
    Jesús nos sigue llamando, nos invita a seguirle sin reservas, y nos ayuda: liberándonos de nuestras redes….cobardías….comodidades....que nos impiden caminar tras él.
    Hemos de aprender a vivir de manera alegre y dinámica,
    Con los ojos fijos en él,
    Siguiendo sus pasos y
    Colaborando con él en humanizar la vida.
    Viviremos nuestra fe de manera diferente.

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  3. Jesús empieza por invitarnos a
    cambiar, a encontrarnos con
    Alguien que quiere hacernos
    mejores personas, más humanos
    y más felices.
    Siempre es buen momento para
    convertirse, porque siempre es
    buen momento para amar, para
    ser feliz, para agradecer, para
    dejarse transformar por la
    acogida, la cercanía, la compañía
    y el amor de Dios.

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