30 de mayo de 2011

Magnificat..

En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

3 comentarios:

  1. Ven María..
    Visita mi vida y ayúdame a hacerte presente..
    Quédate conmigo 3 meses..
    3 años..Toda la vida..
    Tu haces q se cumpla el milagro..

    ResponderEliminar
  2. “Dios me necesita para existir”.
    Debo engendrarle en mi corazón,
    y parirle cada día.
    De esta manera iré a todas partes,
    llevando a Dios.

    ResponderEliminar
  3. Nuestro cuerpo es semejante a María.
    Cada uno llevamos en nuestro interior
    un Jesús, pero éste no puede nacer
    hasta que no nos abramos a Dios en
    libertad y confianza.

    ResponderEliminar