11 de enero de 2012

Límpiame, Señor..

Una vez, estando Jesús en un pueblo, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús cayó rostro a tierra y le suplicó: - «Señor, si quieres puedes limpiarme.» Y Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: - «Quiero, queda limpio.» Y en seguida le dejó la lepra. Jesús le recomendó que no lo dijera a nadie, y añadió: - «Ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés para que les conste.» Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírle y a que los curara de sus enfermedades. Pero él solía retirarse a despoblado para orar.

3 comentarios:

  1. Señor cuando experimento que estas conmigo..
    Todo eso que embarra mi vida desaparece..
    No tiene espacio..
    Me siento libre..
    Limpia..Luminosa..
    Señor no te canses de limpiarme..
    Una y otra vez..
    Y gracias por sonreirme cada vez que lo haces..

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  2. Como Jesús, tengo que sentirme llamada
    a aportar amistad abierta a los sectores
    marginados de la sociedad.
    Son muchos los que necesitan mi mano
    extendida que llegue a tocarlos.

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  3. También yo estoy llena de lepra,
    y necesito una mano que me limpie.
    Lo mismo tengo que hacer yo,
    compadecerme y limpiar,
    a los que esperan mi ayuda.

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