Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: - «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: - «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Las palomas suelen ser molestas; y el fuego conviene que esté controlado, no que caiga en llamaradas del cielo, que en tiempo de sequía puede provocar catástrofes..
ResponderEliminarSin embargo, más allá de las imágenes y los símbolos, sigue siendo necesario descubrir la presencia de un espíritu de Dios que, dentro de cada uno de nosotros, provoca terremotos, desencadena incendios, nos hace fuertes, alegres, valientes, apasionados, audaces y sabios..
¿Dónde encontrar la fuerza que no necesita la violencia para triunfar?
ResponderEliminarSólo dentro de mí.
La fuerza del Espíritu ya la tengo, no tengo que esperar a que me la den.
si soy capaz de descubrirla, nada ni nadie me podrá hacer daño.
Juan conoció a Jesús por que se lo revelo el Espíritu,
ResponderEliminarYo necesito también esa revelación, para conocerte Jesús.
Juan con la luz del Espíritu, vio y dio testimonio de Jesús.
Yo también quiero se tu testigo.
Señor dame tu Espíritu.