25 de febrero de 2010

Cuida tus relaciones..

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


- «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego.


Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.


Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»

4 comentarios:

  1. Hoy la Palabra nos invita a parar y a poner en los ojos de Dios nuestras relaciones..Sabemos q no hay nada q hagamos o digamos que no tenga su repercusión en la comunidad, en el grupo, en el ambiente.. Tenemos la responsabilidad evangélica de ser creadores de armonía, de paz, y no de tensión o relaciones deterioradas..ADELANTE..

    ResponderEliminar
  2. Arranca de dentro de mi aquello que mata(odio, insulto,explotacion,indiferencia,etc),me pides reconciliarme con el hermano,tambien conmigo misma;que cambie la mirada sobre el hermano(comprendiendo,aceptando);me pides conversion interior,cambio de corazon.
    Dame humildad para pedir perdon,y amor para reconciliarme con quienes tienen algo contra mi.

    ResponderEliminar
  3. De nada me sirve ayunar, orar y
    dar limosnas en esta cuaresma,
    si soy injusta en el trato con
    los demás.
    Tu me llamas a ser justa y yo
    quiero responderte con mi actitud.

    ResponderEliminar
  4. Para vivir en unión con Dios, es
    necesario vivir en paz con los demás.
    Tenemos que ver al otro como hijo
    amado de Dios, no hacerle daño y
    preocuparnos de sus problemas como
    si fueran nuestros.

    ResponderEliminar