24 de marzo de 2010

La anunciación..

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba Maria. El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. » Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra. » Y la dejó el ángel

4 comentarios:

  1. Desde ahí hasta al pie de la cruz..
    Siempre mujer valiente, siempre Madre..
    GRACIAS

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  2. ¿cómo acojo a Dios que viene a mi? quiero que Dios entre en mí con su misericordia, para que su Palabra se forme en mí, en mi mente, en mi voluntad, en mi corazón, y se haga carne en mí. La promesa que Dios hizo a María es también para nosotros.

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  3. Lo que hay de Dios en nosotros,
    es siempre inmaculado, Dios no
    puede hacer excepciones ni tener
    privilegios con nadie.
    María descubrió lo que había de Dios
    en ella, y eso la hace hermosa sin
    necesidad de que la pongamos ningún
    adorno.

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  4. Todos estamos invitados a seguir
    a Jesús, a hacer la voluntad de
    Dios que, a menudo, no entendemos
    ni es fácil de cumplir.
    Sin embargo, Dios está con nosotros,
    como el ángel estuvo con María,
    bendiciéndonos y dándonos la fuerza
    necesaria para hacer lo que nos pide.

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