10 de agosto de 2010

Si 2 o 3 os reunis en mi nombre..

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:-« Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

5 comentarios:

  1. La presencia de Dios es un sacramento
    q nace d la comunidad, de la fuerza d estar juntos..
    En la ternura, en la cercanía y
    en la comunicación prfunda
    Dios siempre quiere vivir y se hace presente..
    Gracias Señor por llenar de sentido
    nuestra vida de familia..
    Después la corrección fraterna,
    la traerá el AMOR..

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  2. Debo ir al encuentro del otro para ayudarle,
    Sin juzgarle, sin tener en cuanta su bondad o maldad.
    No para hacerle bien a él,
    Sino para salvarme yo, haciéndome más humano.

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  3. Somos una comunidad que debemos reconocer nuestras limitaciones y necesitamos el apoyo de los demás para superar nuestros fallos.
    Los conflictos surgen en cualquier momento, pero lo importante es estar preparados para superarlos
    Estar reunidos en su nombre no solo para aunar criterios humanos, sino para aceptar los criterios de Jesús.
    Buscar el bien de todos los hombres. Esa es la única manera de hacer presente a Jesús.

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  4. Apartada de los demás, nunca
    conseguiré el más mínimo grado
    de humanidad.
    Sólo en mi relación con los
    demás puedo crecer en humanidad.

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  5. El silencio nunca resuelve nada.
    Solamente lo esconde.
    La confrontación, por el contrario,
    no siempre es un ataque.
    Enfrentarse con el sufrimiento y
    la injusticia de manera honesta y
    con profundo amor es edificar la
    comunidad humana en aquella justicia
    que Jesús requiere de nosotros.

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