29 de septiembre de 2010

Obreros de la mies..

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: -«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo. »

5 comentarios:

  1. ¡¡¡En marcha!!!
    Este es nuestro destino..
    Jesús nos llama, el Espíritu nos unge
    y el Padre nos quiere..
    Somos misioneros..
    El Señor quiere hacer a través de nosotros..
    El Reino ya está entre nosotros..

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  2. Me mandas desprendida de todo,sabiendo que soy debil y que la tarea es dura.
    Pero no me dejas sola,dentro de mi esta Tu Espiritu, que me da la fuerza para seguir.
    "ADELANTE" "YO ME FIO"

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  3. Poneos en camino, nos dice el SEÑOR
    ¿Cual es nuestra primera preocupación?
    ¿Busco seguridades? O quiero vivir el Reino
    No nos dejemos llevar por lo que nos apetece
    Somos parte del Espíritu
    Escuchemos dentro de nosotros, lo que nos dice
    El nos llevara hacia la plenitud y la felicidad

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  4. Lo único que tengo que saber es:
    que Dios me ama.
    Así puedo caminar sin que nada
    ni nadie me quite la paz.
    Mi misión es ofrecer(me), no convencer.

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  5. Este evangelio nos confronta con una
    cuestión vital: ¿qué es lo que hago
    realmente, aquí y ahora, para hacer
    fructificar lo que Dios ha plantado
    en mí, con el fin de que todo el
    mundo se beneficie de ello?

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