En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no
sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que
habla aparecido Elías, y otros que habla vuelto a la vida uno de los antiguos
profetas.
Herodes se
decía:
-«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es
éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas
de ver a Jesús.