En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le
acercó rogándole:
-
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre
mucho.»
Jesús le
contestó:
- «Voy yo a
curarlo.»
Pero el centurión le
replicó:
- «Señor, no soy quien para que entres
bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y m¡ criado quedará sano. Porque
yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno:
"Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo
hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los
que le seguían:
- «Os aseguro que en Israel no he
encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente
y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»