En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Esos buenos y sinceros deseos que nos brotan
ResponderEliminaral tener delante la primera hoja del calendario,
¿son sólo sueños, fantasías, frases hechas?
¿Realmente en este nuevo año vamos a ser más felices nosotros
y los que caminan a nuestro lado?
Por eso quiero invitaros hoy a que este sea un «año de corazón»
¡Qué distinto será todo si empezamos a comunicarnos «con el corazón en la mano»!,
¡Si ponemos todo el corazón en las pequeñas y grandes cosas que hacemos!
¡Si dejamos que los gestos de aquellos que nos quieren nos «lleguen» al corazón!
¡Si abrimos el corazón a quienes necesitan entrar en él!
¡Si nos encontramos a solas con nosotros mismos en el fondo del corazón!
¡Si guardamos las cosas en el corazón, y las meditamos en compañía de Dios!
¡Si dejamos que la miseria y el dolor de los otros resuene y encuentre respuesta en nuestro interior!
Aquí es donde está el secreto de la felicidad, de la paz, del amor que llena y hace feliz!