En aquel tiempo, habiendo de nuevo mucha gente con Jesús y no teniendo qué comer, Él llama a sus discípulos y les dice: «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos». Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?». Él les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos le respondieron: «Siete».
Entonces Él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos cuatro mil; y Jesús los despidió. Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Ser discípula tuya, Señor..
ResponderEliminarEntrar en el dinamismo de aprender de Ti..
Pasar de ver lo imposible
a ofrecerte lo que tengo,
los siete panes, los cinco peces,
a escuchar tu acción de gracias y tu bendición,
a servir en tu nombre..
Desprenderme, servir,
para que la muchedumbre que busca quede saciada..
Y continuar el viaje contigo..
Cada uno lleva dentro de sí
ResponderEliminarlos siete panes y los dos peces
que forman su vida.
Estamos llamados a entregarlo todo,
a darnos por completo a quienes
nos rodean y no tienen nada.
Dios también se hará cargo de
nuestras necesidades.
El centro de mi vida es CRISTO, el verdadero pan que debo comer y asimilarlo en mi vida diaria, compartiendolo con mis hermanos.
ResponderEliminarJesus pan de vida y alimento de mi fe