En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
- «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo."
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador."
Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Repetir estas palabras
ResponderEliminardel publicado con cada respiración..
Repetir estas palabras
con el latir del corazón..
Repetir tu nombre, Señor,
que me da la vida..
Sentir tu Misericordia y transmitirla..
Padre, sé que tu no me perdonas
ResponderEliminarporque yo haga cosas, sino cuando
acepto con humildad mi realidad,
ante Ti y mis hermanos.
Gracias Padre.
Sólo admitiendo nuestra debilidad,
ResponderEliminarpodemos presentarnos ente el Señor
de la misericordia con la confianza
de obtener su perdón.