En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús:
-«Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:
-«¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó:
-«Sí.»
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
-«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó:
-«A los extraños.»
Jesús le dijo:
-«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»
Jesús es el Testigo de Dios..
ResponderEliminarEl Hijo..El q se ha hecho Hombre..
Pero nada de ruido ni de luces..
Es el amigo con el que nos sentamos a cenar
y podemos abrir el corazón..
Es el compañero de camino
que nos echa una mano..
Paga impuestos como nosotros..
Pero su sola presencia,
en esa misma humildad y sencillez,
es creadora de esperanza y de vida..
Así es Dios..
Nada de gloria, nada de poder..
Sólo AMOR..
Al igual que nosotros, Jesús vivió dos realidades o dimensiones de la vida:
ResponderEliminaruna pública y otra espiritual. Pagó
el tributo del templo para cumplir con
la tradición y acudió al templo para
alimentar su propia vida espiritual.
Está claro que mantener la fe y vivir
la fe son dos cosas verdaderamente diferentes.
Seria muy bueno que nosotros, debieramos sostener y responsabilizarnos de nuesra comunidad ; no como monaguillos,sino con la conciencia de ser hijos libres
ResponderEliminar