En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
-«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad habla una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, corno esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara. "»
Y el Señor añadió:
-«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Ponerse en oración ante ti, Señor,
ResponderEliminarsin buscar nada, solo buscándote;
sin esperar nada, sólo esperándote;
sin querer sentir nada,
solo sabiendo que tú me sabes con deseo de Ti..
Darte mi tiempo con gratuidad y con fidelidad,
constante, sin interrupción..
No anteponer nada a un espacio y un tiempo
consagrado a Ti y a mi..
Nuestra justicia está siempre mezclada
ResponderEliminarcon la venganza.
Mi plenitud no está en la derrotar del
enemigo sino en dejarme derrotar por
mantenerme en el amor.
El tiempo de Dios no es nuestro tiempo;
ResponderEliminarsus caminos no son nuestros caminos...
La oración nos prepara para aceptar su
voluntad en todas y cada una de sus
manifestaciones, hasta que llegue el
tiempo de Dios.
Entonces, cuando hayamos pasado de la
exigencia a la aceptación, Dios nos dará
lo que más necesitamos
Con la luz de TU palabra.
ResponderEliminarLa fuerza de TU Espiritu.
Y mi relacion contigo a traves de la oracion,encontraras en mi corazon, lo que TU deseas.