En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
A lo mejor no es arriba, sino dentro..
ResponderEliminarA lo mejor la luz está dentro..
A lo mejor la palabra del Padre resuena dentro,
y te repite: Sí, hijo mío..
A lo mejor la alegría viene de dentro..
A lo mejor , Dios mío, todo está dentro..
¿Dónde está el Tabor?
No sé.. P
Pero lo encontrarás
si lo buscas de veras,
si te abres a la luz,
si te dejar guiar por el amor;
o tal vez no lo encuentres,
tal vez se te regale
cuando dejes de buscarlo,
o tal vez la misma búsqueda sea un Tabor..