En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Un movimiento de sístole..
ResponderEliminarEl corazón de Cristo concentra,
absorbe, todo el desamor y
el sufrimiento que existen en nuestra tierra..
Un movimiento de diástole
por el que pone en circulación
el amor de Dios por todas las arterias
de los seres humanos..
Es el símbolo del “centro” de Jesús:
su experiencia del Dios-Abbá
y su entrega absoluta a los hombres..
“Sencillo” es aquel que descubre la necesidad
ResponderEliminarde pasar de lo que es, a lo que tiene que ser.
Por eso está dispuesto a aprender y a cambiar.
Sólo el que tiene preguntas que hacer, estará
dispuesto a escuchar.
La fe no se alimenta de sabiduria, ni de ciencia,
ResponderEliminarsino de sinceridad, y de amor,
reconocer la presencia de DIOS en lo humano,
abrirse a esa presencia con sencillez y humildad.