En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
-« ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía:
-«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
No sé si será tu caso, no sé si tendrás que ir
ResponderEliminarcasa por casa anunciando la Buena Nueva..
Pero está claro que hoy TÚ puedes también ser profeta,
dando testimonio de que aquello
en lo que crees es importante para ti..
Cuesta..
No es fácil ser testigo, ir contra corriente..
Hay que ser fiel y coherente..
Que lo que digas y lo que hagas no se contradiga..
¿Estás dispuest@?
Pongo mi vida en tus manos,
ResponderEliminarabre mi corazón para ser humilde, sencilla.....
y acepte siempre tu voluntad.