En aquel tiempo, Jesús dijo,
gritando:
- «El que
cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve
al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí
no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y
no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino
para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo
juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día.
Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha
ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida
eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el
Padre.»
El pan de la palabra es de muchas clases,
ResponderEliminarformas y sabores..
A veces tiene el sabor de la controversia..
Y, puede ser hasta un pan duro..
D todas maneras, Tu luz haciéndome luz;
tu luz desde el fondo de mi ser..
GRACIAS
Claridad, transparencia y valentía,
ResponderEliminaren nuestros sentimientos, en las relaciones con otros,
en la familia, en el circulo donde nos movemos,
en nuestra comunidad………
si nos abrimos a la luz,
entonces estaremos unidos todos los hombres,
es lo que desea el Señor para todos nosotros.
La existencia de Dios es un Misterio.
ResponderEliminarViendo a Jesús, tan cercano a los pobres, los
enfermos, los que sufren, los que se sienten
atormentados por dudas y sentimientos de culpa...
El Misterio de Dios se nos revela.