Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y
maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y
el poder del Señor lo impulsaba a curar. Llegaron unos hombres que traían en una
camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él.
No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea
y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante
de Jesús.
Él, viendo
la fe que tenían, dijo: «Hombre, tus pecados están
perdonados.»
Los escribas y los fariseos se
pusieron a pensar: «¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar
pecados más que Dios?»
Pero Jesús, leyendo sus
pensamientos, les replicó: «¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil:
decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues, para
que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar
pecados... –dijo al paralítico–: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla
y vete a tu casa.»
Él, levantándose al punto, a la
vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando
gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a
Dios, diciendo llenos de temor: «Hoy hemos visto cosas admirables.»
«Levántate»
ResponderEliminarPonte de pie..
Recupera tu dignidad..
Libérate de lo que paraliza tu vida..
«Coge tu camilla»
Enfréntate al mañana con fe nueva..
Estás perdonado de tu pasado..
Vive en paz..
«Vete a tu casa»
Y aprende a convivir..
Y no seas rácano en el AMOR..
Échate a la espalda el pasado.
ResponderEliminarPor pesada que sea la mochila,
tú eres mucho más que lo que hay dentro de ella.
El mismo Dios es tu energía,
nada ni nadie podrá impedir que llegues a la meta.