En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús, y dijo a sus cortesanos:
«Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».
Es que Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, aconsejada por su madre, le dijo:
«Dame, ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó degollar a Juan en la cárcel. Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre.
Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús.
Aquello que defiendo y por lo que
ResponderEliminarlucho va configurando el mundo, su
futuro y sus valores.
La verdadera cuestión espiritual
consiste en ver si existe algo por
lo que realmente lucho o si mi vida
espiritual es más forma que sustancia.
Una parte de nuestro ser,(frivolidades,falta de respeto,indifirencias,injusticias)nos lleva a matar a muchos Bautistas que hay en el mundo.
ResponderEliminarJesus vive en todo hombre que lucha por las causas nobles,la justicia, la caridad,y que es capaz de "morir" por la verdad.