En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!»
Un maestro de la Ley intervino y le dijo: «Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros.»
Jesús replicó: «¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!»
Tu mensaje a veces me desconcierta, porque es verdad y me hablas directamente.
ResponderEliminarHumilde y sencillo en contra de la apariencia y el orgullo
Ayúdame a vivir con coherencia el mensaje, para ser valiente cuando las circunstancias sean dífiles.
Pagar el diezmo, ayunar, orar
ResponderEliminary ofrecer sacrificios en el
templo forman parte importante
de la vida de los creyentes.
Sin embargo, si somos injustos
en el trato con los demás, o
nuestra relación con Dios es
más formal que personal,
nuestras prácticas religiosas
no sirven para nada.