En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
Bendito sea Dios..
ResponderEliminarMe elegiste desde siempre
para ser instrumento de tu Amor..
Tu gracia es un derroche en mi vida..
Me desborda cada día,Señor..
Abre mi vida a Tí..
Gracias..
La voz de la verdad no calla nunca.
ResponderEliminarNo grita con los labios.
Resuena en el corazon.
Tu Señor conoces mi debilidad.
Yo me fio de tu amor.
Gracias Señor
El gran pecado de cada época e institución
ResponderEliminarconsiste en destruir a aquellos que anuncian
novedosamente la Buena Noticia de la Palabra
de Dios al mundo, y argumentar que el pasado
es mejor que el presente, que lo antiguo es
más santo que lo nuevo.
Dios y las leyes de Dios no son piezas de museo.
Son eternas, si, pero no fósiles.
Son actuales y válidas para aquí y para ahora.