Llego Jesús a Cafarnaúm y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús lo increpó: "Cállate y sal de él". El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.
Todos se preguntaron estupefactos: "¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen". Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
La admiración no viene de lo q les estabas diciendo, la admiración viene de quien eres..La admiración viene de TI..MAESTRO..Eres una MARAVILLA, Tu en ti mismo, q deslumbra, q hace parar, caer en la cuenta.. Y mi vida a tu lado también lo es.. Ya no la imagino de otra manera..
ResponderEliminarSu forma de actuar mostraba que
ResponderEliminartenía autoridad, había coherencia
entre lo que decía y hacía.
El que no tiene autoridad necesita
gritar y alborotar a su alrededor,
como ese hombre de espíritu inmundo.
Si nos encontramos en una situación
parecida, la autoridad de nuestra
propia vida, lo hará callar.
Jesús habla autoridad porque tiene la experiencia de su relación con el Padre.
ResponderEliminarNosotros a pesar de nuestros miedos y debilidades, si nos fiamos, le buscamos, y queremos seguirle. No dudaremos nunca de que con EL,
Lo que hagamos mal, nunca tendrá la última palabra.